Nace en Madrid el día 29
de diciembre de 1911, “un Madrid castizo,
lugar de Manolas y Chulapones. Con sus organillos verbeneros y callejeros...
bien arropado de nieve y hielo”, como él mismo escribiera. Fue el mayor de
diez hermanos fruto del matrimonio entre Joaquín Ossorio Jimena y Concepción
Gil Rodríguez. Pero su infancia, y también su adolescencia, no transcurriría en
la Villa y Corte. A los pocos años su padre sería destinado a la Ciudad de
Guadalajara, luego a Ávila y más tarde a Palencia, donde haría la primera
comunión. En enero de 1934 la familia vuelve a
Ávila y más tarde a Arenas de San Pedro, en la misma provincia.
A la edad de 9 años
ingresó en el seminario de Palencia de la mano de su tío paterno, el sacerdote
Federico Ossorio, y de la de Don Leopoldo Eijo Garay, Obispo de Vitoria y
futuro Obispo de Madrid-Alcalá y Patriarca de las Indias Occidentales, abandonándolo
al tercer año y continuando sus estudios en el Colegio de San Juan Bautista de
la Salle y luego en el de los Maristas. Al terminar el Bachillerato en el Instituto
de Ávila ingresó en la Escuela de Magisterio de aquella misma ciudad, compaginando
estos estudios con otros de Pericial del Ministerio de Hacienda.
El 26 de octubre de 1935
contrajo matrimonio con Felicitas Rofso Álvarez, natural de Cebreros, a quien
había conocido durante sus años de estudiante en Ávila, y de cuyo matrimonio
tendría tres hijos.
Como Maestro Nacional, y
siguiendo los viajeros pasos de su padre, recorrería buena parte de la
geografía peninsular: Arenas de San Pedro, Baena, Arévalo, Pravia... En el año
de 1957 llegaría a Tenerife, tomando posesión de su plaza en Vilaflor, y tras
un breve paréntesis de nuevo en la Península Ibérica, volvería a las islas para
impartir clases en Los Realejos, luego en Tamaimo y posteriormente en Puerto de
la Cruz, en donde se jubilaría, trasladando su residencia a Santa Úrsula.
Además
de la enseñanza, Ramón Ossorio y Gil dedicó gran parte de su tiempo en
colaborar con distintos medios de comunicación. Cronista Oficial de Los
Realejos hasta el 4 de marzo de 1964, fue corresponsal “Diario de Ávila”, desde
su columna Ávila en Canarias, y
colaboró habitualmente con el desaparecido periódico de Tenerife “La Tarde”.
Otros medios impresos como el Diario “Arriba”, el rotativo “Jaén”, “ABC”, “El
Día”, “Diario de Avisos”... serían ocasionalmente soporte de sus crónicas y
escritos, como de igual manera la desaparecida emisora de radio “La Voz del
Valle”.
Prólija fue también su
obra literaria, con sus poemarios: Un gran drama en Ávila y otros romances, Carta a
Isidra, De romería a Chilla, Para estrangular demonios, o Carta a
Bonosa; también cuentos: Que mis ojos no te vean llorar, Ángeles de
Juanillo, Aquella tarde los grillos no cantaron, El tío Lucio, y Aventuras
del caco; y obras de teatro como Quieren casar a Calixto, El relojero de
Yuste, El Amor se va con los padres, o ¿Conocen
al señor Justo? Los últimos años de
su vida los dedicó a escribir su autobiografía, que permanece inédita, bajo el
título Mi tío el de Alcalá.
Fallece
en Tenerife un 4 de junio de 1998.